El Zambo Cavero… se llama Perú

Un símbolo de peruanidad que ahora canta desde el cielo.

Este es un Café muy triste. Tal vez el más triste. Rompo protocolos de este espacio dedicado al marketing y la publicidad, para hablar de identidad, la identidad que en Perú se ha recuperado en esta década, después de un nacionalismo tibio, timorato, que por mucho tiempo opacó el orgullo que ahora todos gritamos.
Sin embargo, a pesar de algunos altibajos en el sentimiento peruano, hubo algo constante, una luz que siempre nos iluminó para que no olvidemos la tierra en que nacimos, y poder ser felices poniendo paréntesis a épocas de mucha infelicidad o dificultades, esa luz venía a ritmo de vals, y con un grito que llegaba hasta el cielo, y su nombre era Arturo “Zambo” Cavero.

Hay demasiadas líneas escritas sobre él en este momento, así que evitaré redundar, lo que no quiero dejar de decir es que los almuerzos de los domingos, con lo mejor de la comida peruana que estímula a todos los sentidos, tenía siempre un complemento importante: la música del Zambo, que nos seguirá acompañando cada fin de semana, aunque sepamos que cambió de escenario, pero se quedó su canto. 
Maestro, el Perú te agradece porque muy buena parte de su felicidad y orgullo te la debe a ti, que junto al maestro Avilés y a la composición del gran Polo Campos, hemos tenido renovadas versiones del himno del Perú.
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