El 24 de septiembre, la Ciudad Condal celebra su fiesta más importante del año. Simplemente alucinante.
Me tomo una pausa -con su café de rigor- en esta semana movídisima por la organización del Seminario para PYMES que daré en unas horas más. Quise respirar un poco, y comentarles que hace un año estaba celebrando 5 días sin parar en una de las celebraciones más impresionantes que he visto.
Quisiera darles una información más detallada, sobre todo por la tradición y trascendencia de la Fiesta de la Virgen de la Merced, patrona de Barcelona, que data desde el año 1687, pero lo dejaré para el café de la siguiente semana. Así que no citaré hechos históricos, pero sí vivenciales, y es que 5 días de celebración y prácticamente de sol a sol, le dejaron a este servidor una impresión que tiene que volver a repetir.
El centro de Barcelona lo puedes recorrer en un día a pie. No se me ocurre ahora compararla en extensión con algún distrito limeño, pero digamos que juntamos los distritos de Miraflores y Barranco. Ahora bien, durante 5 días imaginemos que se dan celebraciones por la mañana, pueden ser desfiles alegóricos, conciertos, diferentes expresiones culturales y artísticas que se extienden hasta la noche, que se cierran con conciertos de rock, fuegos aritificiales.
Además, la afluencia de turistas aún es grande, la verdad que en Barcelona siempre hay turistas, como en el Cusco, pero entre julio, agosto y septiembre, el número aumenta. Entonces con miles de gentes de todo el mundo, la Fiesta de la Merced cobra un mayor significado porque propios y extraños se ven envueltos en un ambiente de fiesta en el que hay espacio literalmente para todos. Hasta los niños tienen sus propias fiestas en la calle. Hay gente de toda edad abarrotando museos, lugares históricos, y al salir encuentras en la calle fiesta y más fiesta, o unos muñecos inmensos que marchan junto a bandas de música al ritmo de tambores, clarinetes. Concursos de castellers, que es todo un espectáculo im-pre-sio-nan-te.
Y no he dicho nada de los shows en la playa, que cobra un matiz especial
Su primer rumbo fue el de la ingeniería y, aunque cambió de dirección hacia su verdadera pasión, la publicidad, el aprendizaje en las aulas de Estudios Generales Ciencias de la PUCP fue clave para su trabajo en estrategias.
En 1997 se gradúa como publicista en el IPP, y luego decide terminar también su carrera universitaria como comunicador en la PUCP (2001). Trabajó en tan diversas áreas de la comunicación que la mejor manera de integrarlas fue a través de un máster en Dirección de Comunicación en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (2007), donde desarrolló aún más sus habilidades de interacción con diferentes públicos.
Tras su experiencia como Director Online en Llorente & Cuenca, y Jefe del Canal Virtual de Claro Perú -puestos a los que llegó por el trabajo en su blog, CAFÉ TAIPÁ- decidió lanzar su propia consultoría desde abril del 2012, con el mismo nombre.