Para empezar la semana con pasión de servicio

«Historia de un letrero», video ganador del Festival de Publicidad Cannes 2008

Muchas veces tildan a la publicidad o a la comunicación comercial en sí, como la más mercantilista de las profesiones. Será que es una actividad tan directa, y con el principal fin de promover una marca y hacerla crecer en el mercado;, será que todos los términos que se le asocian suelen ser tan técnicos y fríos, que nos ven a los comunicadores como si tuviéramos los ojos con las pupilas hechas símbolo de dólar, mismo Tío Rico Mc Pato.

Y sí, claro que buscamos que nuestra profesión sea rentable, pero yo me pregunto si no se busca lo mismo en otras profesiones, inclusive aquellas relacionadas con servicios de salud; vayan a alguna clínica, e incluso hospital de Lima y a ver si lo económico no determina el tipo de servicio que se reciba.

Sin embargo, el diferencial de un profesional está en el servicio. Y luego que elegimos una profesión, de acuerdo a nuestra vocación y ambiciones, el servicio debe estar por encima de todo, y es ahí cuando realmente la satisfacción de tener a un cliente agradecido es uno de los mejores réditos. Y definitivamente, cuando se crece como profesional, el deseo de transmitir lo aprendido puede llevarnos a una labor académica y también a una función más social como es el trabajo con emprendedores y ONG’s.

Este corto publicitario de Alonso Álvarez Barreda “Historias de un letrero”,tiene un poco de creatividad y sensibilidad, aunque algunos crean que en la vida real la situación que se presenta es poco verosímil.

Pero bueno, el concepto del video es que el éxito de la comunicación no sólo está en lo que dices, sino cómo lo dices. El cómo es el diferencial, en un mundo en el que todo se imita luego de ser creado. Con dinero podemos copiar el QUÉ, pero se necesita de sensibilidad, pasión e ingenio para emular el CÓMO.
El corto que vi en el muy recomendable blog de Daniel Fernández, me hizo recordar este spot peruano que ganó una medalla de plata en el Festival de Nueva York, en 2000.


Listo, café servido. ¡Qué tengan una excelente semana!


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