El Twitter de un Congreso disuelto: reflejo de una confrontación

Ya hemos visto en todos los medios de comunicación la crónica sobre el pasado 30 de setiembre, el día en el que el presidente del Perú, Martín Vizcarra, disolvió el Congreso. Pero ¿Cuáles fueron las reacciones de este Poder del Estado desde las redes sociales? ¿Cuál fue la comunicación oficial en su cuenta de Twitter, y cómo reaccionó la opinión pública en tiempo real? Aquí, un análisis de lo más saltante del «hemiciclo digital» donde la ciudadanía y otros stakeholders también tienen una «curul».

Luego del mensaje del presidente, anunciando la disolución del Congreso, la cuenta oficial del legislativo no se refirió al hecho. En cambio, compartió que se suspendía el pleno y que después se reanudaba, para luego centrarse en la rápida moción de los excongresistas para vacar al presidente Vizcarra, lo que generó el malestar de los usuarios de Twitter.

La cuenta del Congreso no comunicó la decisión del presidente Vizcarra.
Los usuarios de Twitter mostraban rechazo en cada publicación.

La polémica crecía porque la cuenta compartía las intervenciones de los excongresistas que se oponían a la disolución. Muchos eran ataques directos hacia el presidente o a integrantes de las bancadas que prefirieron dejar el pleno, incluso con insultos y mensajes desinformados.

No tardaron en aparecer reacciones por parte de los usuarios de Twitter. La cuenta del Congreso empezó luego a retuitear las publicaciones y citar las declaraciones de los ya excongresistas que se mostraban en contra de la medida del presidente. No ocurría lo mismo con las publicaciones de quienes la apoyaban. Quedaba en evidencia que la mayoría congresal había tomado las redes sociales y las estaba usando como si se tratara de un sitio desde donde se pueden realizar opiniones personales.

Esto nos recuerda a la oportunidad en la que la congresista fujimorista Yeni Vilcatoma obtuvo un programa de televisión en el canal del Congreso, desde el cual emitía denuncias en contra del gobierno. Congresistas de otras bancadas no alineadas al fujimorismo denunciaron que ellos no podían acceder a tener un espacio como el de Vilcatoma. El accionar de la cuenta de Twitter del Congreso representa un problema parecido: se están utilizando recursos de alcance público para objetivos particulares.

En Twitter nadie estaba contento

Dentro del marco de la ley, sin contar a los integrantes de la Comisión Permanente, todos los antiguos miembros del Congreso habían perdido autoridad y, obviamente, el permiso para usar recursos del hemiciclo. Es por eso que muchos usuarios empezaron a reclamar por el uso de la cuenta haciendo hincapié en que se manejaba por personas no autorizadas. Hubo incluso usuarios que pedían denunciar a la página, pues los mensajes representaban a quienes no debería.

Juan Carlos Luján, el comunicador que se encargó en su momento de crear y gestionar la cuenta del Congreso, se manifestó sobre el uso que estaba teniendo en los días posteriores a la disolución.

No hay intención de cambio

El día 2 de octubre, la congresista Luciana León comentó en una sesión de la Comisión Permanente que le preocupaba el uso de la cuenta del Congreso, pues estaba contribuyendo a la desinformación, además de lanzar insultos y calificativos poco pertinentes. En ese momento, el presidente de la Comisión, Pedro Olaechea, manifestó que se pondrían ojos sobre el tema. Sin embargo, en los días posteriores se mantuvo el tipo de comunicación cuestionado: citas de agravios y amenazas, retuits a publicaciones que se manifestaban en contra del presidente, y ahora se recogían también opiniones de profesionales con cuestionada reputación, quienes obviamente se manifestaban a favor de las acciones del Congreso.

Una cuenta institucional, en este caso también gubernamental, debe estar enfocada en ofrecer información oficial y verificada. Hacer uso de ella de la forma en la que ha venido haciendo el Congreso representa un acto irresponsable y también peligroso, pues incumple la naturaleza de sus funciones y se presta a acciones ligadas a delitos como la difamación, agresiones verbales y la usurpación de funciones. La reputación del Congreso está muy cuestionada, y este tipo de comportamientos solo refuerzan el sentimiento negativo manifestado por la mayoría de la población. Lo correcto hubiese sido restringir la cantidad de mensajes y mantener únicamente los que representaban realmente información de alcance público. Lamentablemente, en este caso, era un escenario improbable.

Mi conclusión

La cuenta de Twitter del Congreso se convirtió en el reflejo de las acciones que llevaron a esta institución del Estado a ver golpeada su reputación de forma constante. Mientras el presidente Vizcarra y los ministerios mantenían una comunicación acorde a las circunstancias, el Congreso mantuvo la confrontación y, en ese camino, hicieron que la cuenta de Twitter incumpliera las funciones para las que fue creada, exponiéndose a reclamos justificados por parte de sus propios miembros y de la población. Esta crisis nos deja como reflexión que no hacer caso a las expectativas del país, y centrarse en demostrar posiciones en lugar de aceptar acuerdos, puede dañar drásticamente las formas de comunicación y generar más confusión.

Aunque la confrontación política no acabará pronto, esperemos que la cuenta de Twitter del Congreso deje de promover la confrontación en el espacio online porque también influye en la coyuntura, y no es lo que los peruanos merecemos.

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