Todos hemos aprendido desde el colegio que el modelo económico lineal consiste en “producir, usar y desechar». Lo hemos aprendido en la teoría pero más en la práctica. Sin embargo, hoy en día este modelo está llegando al límite de su capacidad, pues todos nosotros hemos basado nuestra prosperidad a partir de la explotación descontrolada de recursos naturales, su uso ineficiente, y la disposición final de los recursos remanentes que terminan su vida útil en forma de residuos.
En este punto crítico es donde aparece la economía circular como una opción, inspirada en los seres vivos y la naturaleza, la cual busca que los productos, sus componentes y materiales mantengan autoridad y valor. Es decir que su ciclo de vida se extienda gracias a un mejor ecodiseño que facilite las reparaciones, la reutilización, la refabricación y extensión de viejos productos, gracias a la duradibilidad mejorada, correcta gestión del tratamiento de residuos, y nuevos modelos de negocio, basados en compartir, alquilar y recurrir a productos de segunda mano. De esta manera se empodera al consumidor y se promueve el consumo y la producción responsable.
Pero, ¿cuál es la definición exacta de economía circular? Según Ellen el McArthur Foundation, organización que promueve este modelo desde el año 2010, se refiere a economía circular como una intención restaurativa, manteniendo los productos, sus componentes y materiales en su valor más alto en todo momento, a través del diseño cuidadoso de productos y procesos. Además, busca depender solo de energía renovable, minimizar impactos y eliminar el uso de químicos tóxicos, y erradicar residuos.
La economía circular va un paso delante de aquellos conceptos previos como ecoeficiencia, reciclaje o reutilización que han surgido como alternativas empresariales para lograr el desarrollo sostenible. Este modelo cuestiona los materiales que deben usarse, el modo de armarse y el sistema productivo al que son destinados, así como los mecanismos económicos y sociales de su intercambio y recorrido. Igualmente la economía se nutre de estos conceptos y modelos, para generar casos reales. Algunos de ellos son: ecología industrial, diseño regenerativo, biomimética, cradle to cradle, economía azúl y bioregionalismo.
No se trata de derrochar los recursos naturales limitados que tenemos , sino de replantear totalmente su proceso: utilizar los recursos sin agotarlos y fabricar los productos de tal manera que se puedan reciclar. Esta es una perspectiva basada en la observación de la naturaleza. La idea es alentar a las nuevas generaciones a cambiar el «chip» tradicional por el sustentable, direccionándolas hacia la economía y los procesos industriales. Deben y debemos darnos cuenta de que sí es posible una nueva dinámica de vida, diferentes y sostenibles.
Y aquí es donde se genera la oportunidad para las empresas y marcas, pues si bien es cierto, actúan bajo el modelo de economía circular y de triple línea de resultado de la sostenibilidad (social + económico + ambiental), las organizaciones tienen nuevas oportunidades de innovación interdisciplinaria en campos como el diseño de productos, servicios y modelos de negocio, alimento, agricultura, materias primas biológicas y productos. Además, la práctica de la economía circular les ayudará a establecer un sistema resilente que pueda operar a largo plazo.
Casos de economía circular
En París, decenas de iniciativas innovadoras han tomado lugar durante setiembre. Entre ellas tenemos La Boutique sans argent, una tienda sin dinero que ofrece juguetes, ropa, utensilios de cocina, libros, entre otros. La dinámica es que cualquier persona puede entrar, llevar objetos que ya no necesita y en buen estado, y se le pueda dar segunda vida. Cualquier persona puede entrar a la tienda y si encuentra algo que realmente le gustaría usar, podrá llevárselo gratuitamente porque es una donación, sin trueque.
La tienda tuvo gran acogida, tanto así que la dueña de la tienda tuvo que dejar de recibir objetos por un problema de espacio, lo cual demuestra el interés de la ciudadanía por un consumo más razonable.
Fuente: Fan page de La Boutique sans argent
Varios proyectos a nivel mundial impulsan este nuevo tipo de economía. Oz Harvest de Australia es una organización líder que “rescata” alimentos en ese país. Su fundadora, Ronni Kahn, trabajó durante muchos años en una compañía de catering y fue testigo cómo día a día, al finalizar un evento, los alimentos que sobraban eran tirados a la basura (cabe resaltar que no somos ajenos a esta realidad, en Perú se presenta el mismo problema).
Por ello se le ocurrió la idea de recolectar comida sobrante de diversas actividades y trasladarla a su auto hacia centro de caridad, colegios, iglesias o entregársela a la gente que veía en las calles.
Diez años después, la organización ha repartido comida a unas 30 millones de personas en seis ciudades de Australia (Melbourne, Sydney, Canberra, Brisbane, Adelaida y Perth). Cada mes, recolectan un promedio de 150 toneladas de alimentos. Pasaron de tener un vehículo repartidor a 27 furgonetas, y a entregar comida a un total de 600 organizaciones. Los donantes de alimentos son supermercados, mercados, restaurantes y cualquier persona que pueda donar comida en buen estado.
Fuente: Fan page de Oz Harvest
OzHarvest llegó al Perú el año pasado para la COP20, donde presentó una conferencia sobre desperdicios orgánicos, y además, organizaron una cena con alimentos reciclados para los 360 participantes. El menú fue preparado por Diego Muñoz –chef principal del restaurante Astrid y Gastón-, Wildred Dass, chef del Hotel Westin y Travis Harvey, chef de OzHarvest. Los proveedores fueron distintos restaurantes y asociaciones de Lima que donaron quinua, camu camu, papas, panes y anchovetas. Desde un fundo de Ica llegaron los espárragos y las uvas.
Por otro lado, Ecologic Oil es una compañía especializada en la recuperación de aceite. Christine Chantrelle, secretaria general de la organización, explica que recuperan el aceite alimentario usado en los restaurantes. Luego de ser tratados para ser transformados en biodiesel, se procede a la limpieza y purificación de los aceites, que son enviados a las fábricas de biodiesel.
Cabe resaltar que en Francia hay un reglamento que exige a todos los restaurantes, desechar limpiamente sus aceites. Pero esta norma no alcanza a los particulares, por ello se convierte en público objetivo de Ecologic Oil. «Todos ponemos aceite para freír en nuestro lavadero, desgraciadamente. Para evitar que se vayan esos aceites a las canalizaciones, queremos recuperarlos en casas de particulares como ya se hace en Italia o en Alemania, ya que su impacto es muy nefasto», dice Chantrelle.
Aunque la economía sostenible va mucho más allá que esta acción de Coca-Cola, esta acción nos acerca a la idea que no desechar sino reutilizar para no contaminar con los desechos.
Apuntes
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), si el estilo de vida norteamericano es repetido por los 9,000 millones de habitantes que se estima habrá en 2050, necesitaríamos tres planetas Tierra para poder vivir. Y no hay buenas noticias con respecto a la basura que desechamos. Conforme el estudio “What a waste” del Banco Mundial, para el 2025 los residuos sólidos urbanos (RSU) que cada día sacamos de nuestras casas se duplicarán.
Independientemente del Estado o Gobierno de turno, el ciudadano de a pie cumple un rol sumamente importante en todos estos procesos. Somos quienes tenemos en nuestras manos el poder de consumir menos, elegir a quienes ofrecen productos sostenibles, asumir responsabilidades por nuestros residuos, separar, reciclar y reutilizar.
Avanzar en el tránsito de una economía lineal a otra circular, tiene que ser, sin duda, una aspiración que el próximo Gobierno debería considerar en su plan de trabajo.