En enero de cada año, Edelman, una de las empresas más importantes de consultoría en el mundo, presenta el Barómetro de la Confianza. Un estudio que se aplica en 28 países, cubriendo los 5 continentes, para abordar al valor intangible más determinante de todos.
Yo sigo esta investigación hace más de 10 años, y la considero muy referencial. Empezar el 2022 con una foto de cómo se posiciona la confianza en la percepción de la gente, con referencia a cuatro instituciones: medios, empresas, gobiernos y ONGs, es clave para la toma de decisiones y definición de prioridades.
«El ciclo de la desconfianza», es el tema central del Barómetro 2022, y parte de un resultado que de hecho no es ajeno a muchas realidades en el mundo: los medios y los gobiernos han perdido confianza, más que las ONG y las empresas.
La situación incómoda de los gobiernos, en el Barómetro de la Confianza.
En el año 2020, la foto era diferente. Tal vez el rol protagónico de los gobiernos frente al inicio de la pandemia, llevó a darles el voto de confianza por parte de la ciudadanía. Dos años después, todo ha cambiado.
Las empresas quedan ahora como la institución más fiable, seguidas por las ONG. Los gobiernos y los medios son vistos como fuerzas que dividen a la sociedad. En lo personal, considero que la polarización política en muchos países, y el espacio generado para los outsiders, son una respuesta a ello.
Y aunque las empresas sean ahora la institución de mayor confianza, hay que tomar en cuenta que no se debe a méritos propios sino a la pérdida de puntos de las otras. Sin embargo, hay dos cuadros que pueden ser reveladores sobre el rol y la oportunidad para que las compañías ganen más confianza en un contexto en el que también son cuestionadas:
Según el Barómetro de la Confianza 2022, la gente percibe que las empresas y las ONG tienen mayor capacidad para coordinar esfuerzos inter institucionales para resolver los problemas sociales y para la ejecución de las estrategias. Pero los gobiernos no.
Tal vez ambas, empresas y ONG, deberían comunicar más y mejor la ejecución de sus planes hacia la ciudadanía, y hacer más visible su búsqueda del trabajo en conjunto con los gobiernos y la respuesta que reciben. Así podrían avanzar en los indicadores de confianza.
Y entre de los principales miedos en la ciudadanía, la pérdida de trabajo es sin duda el mayor. Lo era antes de la pandemia según el barómetro de Edelman 2020, y ahora con más razón. Siendo las empresas, una de las principales fuentes de trabajo, el rol que tienen es tan importante que el no haber perdido confianza con respecto al estudio del 2021, puede significar una oportunidad.
Pero no hay que perder de vista el cambio climático. Larry Fink hace mucho énfasis en su última carta, sobre todo por los efectos muy serios en el largo plazo, y que defintivamente va a marcar el futuro próximo la reasignación de capitales hacia estrategias sostenibles.
«En mis 40 años de carrera en finanzas, he presenciado varias crisis y retos financieros – las alzas en la inflación en los 70s y principios delos 80s, la crisis monetaria Asiática en 1997, la burbuja dot-com, y la crisis financiera global. Aún cuando estos episodios duraron muchos años, todos eran, en el sentido amplio, de corto plazo. El cambio climático es distinto. Incluso si solo una fracción de los impactos proyectados se concretan, esta es una crisis mucho más estructural y de largo plazo. Las compañías, inversionistas y gobiernos deben preparase para una importante reasignación de capital»
(Larry Fink – CEO de BlackRock, Enero 2022)
Expectativa que compromete a las empresas y ONG
Las empresas vuelven a ocupar el cuadrante ideal en el 2022, por su percepción como más competitivas y éticas con respecto a los gobiernos y los medios. La posición de la tabla puede ser cuestionable en varios países de acuerdo a su experiencia con el sector corporativo, pero si algo caracteriza al Barómetro de la Confianza, es que define bien las tendencias. Hay que tomarlo en cuenta.
Como vemos, el hecho que las empresas sean la institución con mayor confianza, no implica que su compromiso con los temas sociales sea suficiente. Definitivamente, con respecto al cambio climático, la equidad salarial por género, el acceso a seguros de salud y más, hay muchísimo por hacer.
Y son justamente los cuatro miedos principales -no se incluye a la ciberseguridad- los pilares del ciclo de la desconfianza, que los gobiernos no abordan convenientemente, generando más división. El rol de los medios está más relacionado con la desinformación.
El reporte de Edelman sostiene que son las empresas y las ONG, las que reciben presión para poder combatir la inestabilidad social.
La crisis de la confianza en la democracia y del liderazgo en el mundo
Me pongo a pensar automáticamente en la salida de Angela Merkel del gobierno alemán y, aunque puede parecer un hecho aislado que no se puede proyectar a lo que pasa en el mundo, sí puede explicar el porqué de la pérdida de confianza en la democracia alemana, y del liderazgo también.
O vayamos a Estados Unidos, y recordemos el protagonismo claro aunque absolutamente contraproducente que tuvo Trump, frente a un presidente Biden que no tiene la fuerza y va perdiendo la confianza poco a poco. Y podemos apuntar a Latinoamérica, y sobrarán los ejemplos donde los gobiernos también están en crisis, por líderes que siguen defraudando. Ello va más allá de tendencias de izquierda o derecha.
Ni los gobernantes, ni los periodistas, ni los directivos de las empresas, cumplen el mínimo de valor de confianza como líderes sociales en el mundo. La falta de liderazgo es transversal en las instituciones, y esto ha llevado a trasladar la confianza a los círculos más cercanos a las personas: la gente de su comunidad, sus compañeros de trabajo, o el directivo de su empresa.
Por lo demás, la confianza aún se mantiene en científicos y autoridades de la salud, muy probablemente por el contexto de pandemia y la eficiencia de la vacunación.
El nivel de desconfianza es tal en el mundo, que los periodistas y los gobernantes son percibidos como mentirosos, inclusive por encima de los líderes empresariales. Ojo que no se considera que cometen errores o inexactitudes en lo que dicen, sino que mienten deliberadamente. Situación gravísima, y una oportunidad para liderazgos más consistentes, en las tres instituciones.
Hay un dato importante que puede significar una oportunidad para el capitalismo consciente, pero también una amenaza. El capitalismo como tal es percibido por un 52% de entrevistados como dañino para el mundo, y aquí nos referimos al libre mercado. Sin embargo, la centralización de la economía en los gobiernos tampoco se percibe como la mejor alternativa. Es muy probable que en el corto plazo se defina ya una tendencia, y dependerá de los liderazgos que generen mayor confianza con los hechos, para ver qué sistema es el que empieza a ganar más presencia en los gobiernos del mundo.
Sobre lo dicho anteriormente, sorprende la gran diferencia que se da en la confianza de las dos potencias globales: China y Estados Unidos. En este caso el estudio no considera la percepción de la muestra de ambos países, por lo que son 26 los mercados abordados por Edelman para este resultado, que siginifca una situación compleja para el sistema que representa el gobierno de Biden.
Los trabajadores llaman al liderazgo social de las empresas y de sus CEOs
El 65% de los trabajadores entrevistados en el barómetro, declaran que le creen primero a su empleador que al gobierno, que a los medios de comunicación y mucho más que a las redes sociales. Estas últimas pierden confianza cada año, debido a ser el principal canal para la difusión de fake news.
De hecho la confianza de los trabajadores se centra en su propia empresa, sobre cualquier otra institución, inclusive del sector productivo al que pertenezcan. Y, por supuesto, si se habla de confianza, esta debe estar representada por el principal directivo o directiva de la corporación.
El 81% de la muestra general de entrevistados en el Barómetro de la Confianza, declaró que esperaban que sean los CEO quienes den la cara en situaciones relacionadas con políticas públicas e impacto social. Y el 60% de los trabajadores de la muestra, declaró que esperaban que el CEO de sus empresas les informe sobre los problemas sociales o políticos de importancia. Detalle muy interesante: los trabajadores confían más en su empleador sobre cualquier otra institución, y esperan que sea su CEO quien les informe en las situaciones más críticas.
Es impresionante la expectativa que hay sobre la participación de los CEO en temas sociales de debate público, pero teniendo claro que ello no implique la participación en la política, a nivel del gobierno.
La empleabilidad y economía, la equidad salarial hasta el cambio climático y discriminación, son varios los asuntos en los que se espera la participación de los directivos. La ausencia de liderazgos abre este espacio protagónico de participación.
Confianza en las empresas: más compromiso y mejor comunicación
Ya sea por falta de acciones o no comunicarlas convenientemente, pero aún no se percibe como importante la participación de las empresas de manera comprometida en temas sociales de importancia. Aquello que Larry Fink, CEO de BlackRock viene comunicando en los últimos años, y ha remarcado en su última carta «El poder del Capitalismo», debe tomarse cada vez más en cuenta.
Las empresas y las ONG como agentes de cambio, es la expectativa actual en el mundo. ¿Estarán listas para asumir y superar el reto? Es muy marcada la pérdida de credibilidad de los gobiernos. Sin embargo, notemos que hay un issue donde las empresas también tienen una mala percepción que genera desconfianza: el servir a intereses particulares y no pensar en lo colectivo. Aquí queda claro que no es un problema de comunicación, y ello lo manifestó Greta Thunberg hace algunos meses en Davos.
Información de calidad, certera, es la directiva general si las cuatro instituciones quieren recuperar o desarrollar la confianza en ellas. La transparencia es la estabilidad del sistema como lo conocemos, ¿habrá la capacidad para ponerla en práctica? Ojalá que sí.
El Barómetro de la Confianza, y la fórmula para recuperar la estabilidad social
La presencia efectiva de las empresas en el rol social que les corresponde. Los hechos concretos de la participación de las cuatro instituciones principales del estudio. Un liderazgo proyectado en el largo plazo. Una comunicación clara y confiable. Ellos son los cuatro items que llevan a una estabilidad social donde la confianza se puede restablecer. Es tan necesario y urgente, que esperemos que haya un punto de quiebre a favor.
Que se rompan los círculos viciosos, y tengamos un aliento de progreso. La involución del mundo se debe frenar, y ello empieza en la gente, en sus líderes, en las instituciones. Nadie está al margen.
Su primer rumbo fue el de la ingeniería y, aunque cambió de dirección hacia su verdadera pasión, la publicidad, el aprendizaje en las aulas de Estudios Generales Ciencias de la PUCP fue clave para su trabajo en estrategias.
En 1997 se gradúa como publicista en el IPP, y luego decide terminar también su carrera universitaria como comunicador en la PUCP (2001). Trabajó en tan diversas áreas de la comunicación que la mejor manera de integrarlas fue a través de un máster en Dirección de Comunicación en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (2007), donde desarrolló aún más sus habilidades de interacción con diferentes públicos.
Tras su experiencia como Director Online en Llorente & Cuenca, y Jefe del Canal Virtual de Claro Perú -puestos a los que llegó por el trabajo en su blog, CAFÉ TAIPÁ- decidió lanzar su propia consultoría desde abril del 2012, con el mismo nombre.