marzo 2012

Última actualización: 26/09/2019 | 04:51 pm

Community management y temblores corporativos

El pasado martes, casi al momento en que me enteré del terremoto en México, me llegó la noticia de una réplica que para Walmart superaba tal vez los 7,8 grados del sismo en Acapulco y que partió desde su cuenta de Twitter. Ya es más que habitual ver los errores constantes de community managers, no solo de las marcas chicas, sino también de las grandes; no sólo de las marcas comerciales, sino también de las instituciones públicas. Han pasado más de tres años desde que este puesto, que puede ser neurálgico en la presencia digital de una marca, empezó a ser buscado por las empresas, pero queda claro que los criterios para su selección siguen siendo los mínimos, lo que pone su reputación en riesgo. No voy a enumerar las características de un community manager: hay ya bastante literatura al respecto en la Internet. De hecho, AERCO (Asociación Española de Responsables de Comunidad) publicó hace más de dos años un documento que describe muy bien el perfil que debe tener este profesional. No sé cuántas empresas lo hayan tomado en cuenta, pero parece que muy pocas. Y no es un problema solo en el Perú: ya vimos que en México, y en una marca global, se puede adolecer también de lo mismo. La solución no es compleja, pero ya sabemos que a veces el sentido común es el menos común de los sentidos. Recuerdo justamente que, en la presentación del libro sobre Twitter de José Luis Orihuela, el año pasado, en Barcelona, él mencionó algo muy importante: «el mundo offline es real y el virtual también». Con esta premisa los criterios básicos de contratación no deberían cambiar. Y parece que muchas compañías no lo toman en cuenta a la hora de contratar un community manager o una agencia que brinde el servicio. Si vas a poner la representación digital de tu marca en las manos de un joven que sabe poco de ella, no tiene el conocimiento suficiente de tu cultura corporativa ni de tus objetivos de negocio, piénsalo dos veces. Un simple error en Twitter puede costarte miles de soles, y si el daño toca la reputación de tu marca, podría no haber marcha atrás. Tal vez el mejor resumen de lo que se necesita para contratar un community manager lo dio mi amigo Jota Tirado: «No se puede llegar al online sin antes haber pasado por el offline». En otras palabras, si vas a darle tu marca a un comunicador que tiene que promoverla en Facebook y Twitter, atender a clientes exigentes o que reclaman con razón y que además tienen diferentes perfiles -y con los que tendrás que interactuar sin perder posicionamiento-, ASEGÚRATE de que este profesional tenga la suficiente experiencia offline para ello. Nadie aprende a tener criterio para atender a un cliente o dirigirse a una comunidad desde Twitter.  En todo caso, el ensayo-error es válido, pero para las personas, para las marcas, puede ser letal. Es como hacer comerciales en la televisión o en la radio insultando a tus clientes o apelando a la publicidad engañosa. ¿No servirá decir que poco a poco irás aprendiendo a lanzar mejores mensajes, cierto? Entonces, no lo olvides, primero criterios offline para evaluar a un community manager: nivel de interacción, empatía, facilidad para comunicar, buena redacción, criterio frente a casos difíciles, etc. Al final déjate guiar por su número de fans en Facebook o sus seguidores en Twitter. Primero el off, luego el on, así el epicentro de los próximos sismos estará lejos de tu marca. No lo olvides. (Publicado en Diario Gestión)     Milton VelaSu primer rumbo fue el de la ingeniería y, aunque cambió de dirección hacia su verdadera pasión, la publicidad, el aprendizaje en las aulas de Estudios Generales Ciencias de la PUCP fue clave para su trabajo en estrategias. En 1997 se gradúa como publicista en el IPP, y luego decide terminar también su carrera universitaria como comunicador en la PUCP (2001). Trabajó en tan diversas áreas de la comunicación que la mejor manera de integrarlas fue a través de un máster en Dirección de Comunicación en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (2007), donde desarrolló aún más sus habilidades de interacción con diferentes públicos. Tras su experiencia como Director Online en Llorente & Cuenca, y Jefe del Canal Virtual de Claro Perú -puestos a los que llegó por el trabajo en su blog, CAFÉ TAIPÁ- decidió lanzar su propia consultoría desde abril del 2012, con el mismo nombre. miltonvela.com

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¿Podemos hablar de Cultura 2.0 sin Facebook en las empresas?

Las redes sociales traen retos y oportunidades en las relaciones de los colaboradores de las compañías Ya Seth Godin lo había resumido bastante bien cuando hablaba de lo medular de las redes sociales: “No es una cuestión de tecnología sino de comunicación”.  Y esta premisa es la que debería regir cuando las empresas enfrentan el gran reto de adaptarse a las nuevas tecnologías asociadas a las redes sociales. El cambio que se ha generado últimamente en la relación entre las personas, también ha afectado lo propio entre los empleados al interior de las corporaciones. Dónde quedó la Visión y Misión en la era 2.0 Herb Kelleher, el líder del modelo de cultura en Southwest, que ha logrado la rentabilidad con humanidad   Lejos de lo que se cree, el concepto 2.0 no depende de una máquina conectada a Internet presentando la página de Twitter o Facebook. Dos punto cero significa compartir, aportar, sin distancias, sin jerarquías aunque, claro, a través de la Internet, aquello que se comparte tiene un alcance que puede crecer geométricamente. Si por ejemplo, la identificación de los empleados con los valores de la empresa es mínima, si ninguno conoce y ha interiorizado la visión o la misión de la corporación, aunque le diéramos una laptop con Internet a todo el personal, lo único que circularía en las redes sería la desazón, el desconcierto o la confusión, y en casos extremos la pérdida de foco se hará pública. Domino`s Pizza: Un clásico de las crisis online en las empresas, el problema no fue Internet sino la falta de cultura proyectada en el personal. Domino`s Pizza: Un clásico de las crisis online en las empresas, el problema no fue Internet sino la falta de cultura proyectada en el personal. Si antes para efectos prácticos para muchos era irrelevante que el personal sepa la visión de la empresa con tal que haga su trabajo asignado, ahora el tema es complejo, porque cualquier tema que piense un colaborador sobre su centro de trabajo lo puede manifestar a voluntad o por desliz en la Internet, y entonces la reputación corporativa se pone en juego. El punto de partida es la actitud El multimillonario Warren Buffett aparece junto a sus empleados en la publicidad de su propia empresa, Geico. La horizontalidad explotada en su máxima potencia. Así como el diseño de una página web exponen la desorganización de una empresa cuando nadie se pone de acuerdo para desarrollar su estructura, las redes sociales pueden convertirse en la mayor fuente de rumores, catarsis, y válvula de escape de lo que puede estar pasando dentro de las compañías. Sin embargo, al igual que Facebook ha significado una excelente fuente de inteligencia de comunidad para las marcas, en una empresa, la utilidad de las redes sociales también es posible. Aunque se cierre la alternativa online para los empleados, lo que nunca debería cerrarse es la escucha, y escuchar es uno de los componentes de la comunicación 2.0 que puede darse sin Internet. En su reciente visita a Perú, el maestro Joan Costa presentaba la gráfica que ves en pantalla como el nuevo organigrama de las empresas. Lo primero que se tiene que cambiar es la estructura de la empresa, ya lo dijo Joan Costa, adiós al organigrama vertical, la organización de una empresa ahora tiene forma de red social, y es que cuando se rompen jerarquías, la comunicación se hace horizontal y es más fácil escuchar, responder y resolver problemas. El punto final es la rentabilidad Según CNN, en el 2011, SouthWest fue la 4ta. aerolínea más admirada en el mundo. En términos de rentabilidad, este reconocimiento es un espaldarazo pues la reputación de la compañía se incrementa, y ello se traduce en cifras económicas. Según CNN, en el 2011, SouthWest fue la 4ta. aerolínea más admirada en el mundo. En términos de rentabilidad, este reconocimiento es un espaldarazo pues la reputación de la compañía se incrementa, y ello se traduce en cifras económicas. Aunque muchas empresas ven esta ruptura de paradigma como un ideal al cual llegarán alguna vez que los objetivos de negocio estén cubiertos, la realidad es que la Cultura 2.0 al interior de la empresa es el mejor negocio. ¿Qué persona comprometida con una causa no incrementa su productividad? Uno de los mejores ejemplos en el mundo que encuentro es el South West, una de las aerolíneas más rentables de los Estados Unidos, es low cost, pero no low profile con su gente. Explorar y aprender de la Cultura Interna de South West es un primer paso que recomiendo a todos, ojo, no implica miles de dólares, South West lo ha logrado en la peor de las crisis económicas, el cambio implica actitud, tal vez el factor más costoso de asumir en las grandes corporaciones. Cultura 2.0 y Empresa, este martes 20 en el CC Británico Cuando conversé con el Centro Cultural Británico, coincidimos en que la esencia del concepto «cultura» debería ser destacada en todas las empresas. Pero lejos de lo que se piensa siempre como cultura asociada a historia o el arte, también hay una cultura que nace al interior de una corporación y que podemos verla en marcas consagradas como Starbucks o Apple, por ejemplo. Entonces, decidimos presentar un Seminario en el que la Cultura Corporativa y el concepto 2.0 en su real magnitud puedan complementarse, y sobre cómo lograrlo hablaré este martes. Aquí toda la información para sus inscripciones: C. C. Británico: Jr. Bellavista 531, Miraflores; telfs.: 6153636 y 6153625 Cafés relacionados – Twitter y el efecto Domino`s Pizza (19/abril/2009) – Ripley, los primeros fans deberían ser tus colaboradores (14/agosto/2011) Milton VelaSu primer rumbo fue el de la ingeniería y, aunque cambió de dirección hacia su verdadera pasión, la publicidad, el aprendizaje en las aulas de Estudios Generales Ciencias de la PUCP fue clave para su trabajo en estrategias. En 1997 se gradúa como publicista en el IPP, y luego decide terminar también su carrera universitaria como comunicador en la PUCP (2001). Trabajó en tan diversas

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Comunicación integral e Inteligencia de comunidad

Hace algunos años, si pensábamos en comunicación integral, bastaba con pensar en medios tradicionales como la radio y la televisión, luego en activaciones BTL, en alguna dinámica en la calle, en un afiche en un baño con una idea interactiva y, entonces, como que ya estábamos logrando el famoso 360º. Ahora, en tiempos en los que el consumidor tiene voz, voto y Twitter, si pensamos en nuevos medios de comunicación, definitivamente cada persona ya lo es potencialmente. Gracias a las redes sociales o a los blogs, por ejemplo, todos somos fuentes de información, podemos promoverla con fuerza y hacer tambalear a la más fuerte de las marcas. No son muchas las empresas que toman acción sobre este detalle. Todas pueden tener su fan page, pero su criterio para comunicar e invertir puede ser el de los años noventa. Pocas reconocen que nuestros mejores publicistas son los clientes satisfechos, que ahora no solo nos dan la aprobación por una encuesta tomada cada cierto período, sino que lo pueden hacer en tiempo real, lo que genera una reacción en cadena que puede inclusive ahorrarnos buena parte de la inversión publicitaria. En el Perú, lamentablemente no he visto muchos casos. De hecho la campaña de ING con la que abro este Café no tiene un referente que si quiera se le aproxime en el país, y eso que ya tiene como dos años de haber sido lanzada. No estoy sugiriendo que alguna marca peruana ate a uno de sus clientes a un bus y lo haga pasear por la Av. Abancay. Seguro que no conseguiría autorización, pero eso no es lo medular. ¿Cuántas marcas estarían dispuestas a olvidarse por una vez de los castings a modelos que nunca estarán comprometidos con sus marcas y darles la oportunidad a clientes que son más que eso: fans que hasta gratis hablarían bien de la empresa. Ahora, si crees no tener ese tipo de clientes superlativos, piensa si lo estás haciendo bien en tu servicio o tu post venta, porque siempre deberías apuntar a tener fans de verdad. La gente cree en la gente, más que en la publicidad y en los modelos. Por eso el éxito de campañas como Dove. La belleza natural de la mujer que encuentras a tu lado, en la calle, en el trabajo, hizo que se horizontalice la propuesta de la marca y obtenga un diferencial que ha significado su éxito. Inteligencia de comunidad y mucho más En mi experiencia en la dirección de las redes sociales de Claro Perú, quedé sorprendido con todo el aprendizaje sobre el servicio que se podía encontrar en el día a día en Facebook y Twitter. Tanto los procesos de atención como la promoción de marketing podían verse altamente beneficiados porque la gente ‘sabe’ y en la Internet nos transmite esa sabiduría, a veces bajo la figura de una queja, cierto, pero igual hay que saber distinguirla. A eso le llamo Inteligencia de comunidad, que, claro, exige a su vez la inteligencia de las marcas para poder aprovecharla. En la comunidad, además, hay criterio y sentimiento. Y entonces, siendo conscientes de todo esto, cuando pensemos en comunicación integral, no nos olvidemos de la gente, de nuestra gente y de nuestros clientes comprometidos. Hagámosles saber que contamos con ellos y que son tan importantes que pueden ser nuestros propios difusores. Y, por supuesto, que los vamos a reconocer. Imagina a varios de tus clientes convocados para salir en la publicidad de tu marca. ¿No crees que ellos harán todos los esfuerzos por pasar la voz a su red social avisando que son los interlocutores en la campaña que vas a lanzar? Me dirás: ‘Sí, pero yo quiero una campaña masiva. Que diez clientes le pasen la voz a su gente no me genera la audiencia que busco’. Te diré: ‘Estamos hablando de las redes sociales: de hecho hay maneras de lograr, de manera práctica, esos efectos masivos. En el próximo café les contaré cómo. ¡Buen fin de semana, cafeteros! (Publicado en Diario Gestión) Milton VelaSu primer rumbo fue el de la ingeniería y, aunque cambió de dirección hacia su verdadera pasión, la publicidad, el aprendizaje en las aulas de Estudios Generales Ciencias de la PUCP fue clave para su trabajo en estrategias. En 1997 se gradúa como publicista en el IPP, y luego decide terminar también su carrera universitaria como comunicador en la PUCP (2001). Trabajó en tan diversas áreas de la comunicación que la mejor manera de integrarlas fue a través de un máster en Dirección de Comunicación en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (2007), donde desarrolló aún más sus habilidades de interacción con diferentes públicos. Tras su experiencia como Director Online en Llorente & Cuenca, y Jefe del Canal Virtual de Claro Perú -puestos a los que llegó por el trabajo en su blog, CAFÉ TAIPÁ- decidió lanzar su propia consultoría desde abril del 2012, con el mismo nombre. miltonvela.com

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